jueves, 22 de enero de 2015

Currucas capirotadas y polinización del Hediondo

Solo en una época determinada, entre febrero y marzo, durante el anillamiento científico en la estación del Refugio de la Serpiente, la gran mayoría de las Currucas capirotadas (Sylvia atricapilla) aparecen con la garganta y la base del pico tiznada de amarillo, tanto machos como hembras. Esto se debe a su alimentación en esta época del año: frutos del acebuche, del lentisco, de la zarzamora, del aladierno y, lo que le mancha de amarillo, las flores del Hediondo (Anagyris foetida).

Hediondo y currucas
Mocho y hembra de curruca capirotada con garganta amarilla



No buscan las flores, sino el néctar que guarda en su interior. Esta planta, un pequeño arbusto de la familia de las leguminosas (Altramuz, Algarrobo, Haba, Genista, Tojo, Aulaga...) se encuentra adaptada a nuestro clima mediterráneo: es el único arbusto caducifolio que pierde la hoja en verano, para así evitar la sequedad del verano.

Hediondo y aves
Hediondo en floración
Esta no es la única curiosidad de esta planta, su néctar, como hemos comprobado desde la Estación de Anillamiento, es muy apreciado por las Currucas capirotadas que les aporta la energía necesaria para pasar el invierno. El hediondo no regala nada, puesto que producir néctar supone un gasto energético para la planta, cuando la curruca se alimenta de una flor y se desplaza a otra está contribuyendo a la dispersión del polen y así ayudan a la fecundación. Esta estrategia, muy común en bosques tropicales (Ejemplo: los colibríes y orquídeas), no es tan común en Europa, así que el hediondo es la única planta de nuestras latitudes que usa a las aves para la polinización (polinización ornitofilia).

Hediondo y aves
Detalle de la flor del Hediondo

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